Hacia finales del siglo XVIII, y siguiendo directrices llegadas desde las instituciones del gobierno da monarquía, el ayuntamiento compostelano hace un recuento de las Cofradías y gremios que por esos tiempos existen en la ciudad. El informe del Ayuntamiento no se contenta con dar los nombres de estas agrupaciones, los ofrecen también unos datos escuetos sobre la fundación, sed y funcionamiento de cada una de ellas. Entre las cofradías inventariadas aparece en Santa Salomé la de Nuestra Señora de la Soledad, a la que se atribuye como data de creación la de 1664. Sin embargo, no se cuenta con ningún tipo de documento que confirme de manera fidedigna la fecha ofrecida por el informe municipal.
En 1700 se construyó, anexa en la iglesia parroquial, a su capilla, gracias a las aportaciones económicas de cofrades, canónigos y miembros da aristocracia compostelana. Años más tarde, en 1706, los representantes de la Cofradía, don Baltasar Felipe de Aguiar y don Gonzalo de Villar Monteagudo, ambos regidores de la ciudad firmaron un acuerdo con el párroco de Salomé. Se trataba de poner por escrito los puntos en que habría de basarse la convivencia entre la Cofradía y la parroquia. Por este documento, la parroquia le reconocía a la Cofradía el derecho a usar su capilla para lo culto y como lugar de enterramiento de los cofrades sin ningún impedimento. A cambio, la Cofradía se comprometía a hacer un pago anual a la parroquia (55 reales) y la no impedirle el uso de los altares de San Xulián y del Santo Cristo de la Luz, ya que estos ahora se trasladaron de la pared norte de la iglesia de Salomé a los nichos existentes en el muro de la Cofradía. La construcción de la capilla le dio, sin duda, una nueva entidad a la Cofradía, que desde entonces aumentó su significación en medio del calendario cultural del Santiago del Barroco.
El primer tramo de la capilla tiene trazas de punta en blanco Antonio de Andrade y después hacia 1772 se unió esa capilla trazada por Andrade con la capilla de Santa Teresa que se situaba donde está en este momento a imagen de la Soledad, construida previamente sobre 1665-68 cómo sed de la Fundación de María de Calo. En 1772 se tiró la pared que separaba las dos y se trasladó el altar de la Soledad donde se encuentra en este momento.
Fue una procesión masculina hasta que en 1897 se invitó a participar en ella las mujeres ataviadas con mantilla española. Esta procesión de Nuestra Señora de la Soledad salía el Domingo de Lázaro (quinto domingo de cuaresma), hasta que no año 1926 comenzó a salir la noche de Viernes Santo. Sabemos que en el 1926 salía de San Domingos de Bonaval. Después da guerra civil salió de Salomé hasta la década de los 50, momento en el que volvió a salir de Bonaval, dándole continuación litúrgica a la procesión del Santo Entierro. A finales de los años 70 o principios de los 80, volvió definitivamente a salir da Iglesia de Salomé.
La cruz parroquial y el calvario, ambos del siglo XVIII, eran los elementos que acompañaban la imagen hasta 1993, año no que se lleva a cabo una renovación da Cofradía gracias el impulso dado por el párroco D. Miguel Botana Vaamonde, que, ejerciendo como Hermano Mayor, planteó dar una mayor visibilidad a Cofradía.
Se ideó la creación de un nuevo paso, lo da Cruz Vacía, que había acompañado nuestra Señora da Soledad en su estación de penitencia. Se recuperaron elementos arrinconados durante años y se prepararon un nuevo pendón procesional y una bandera realizados por las monjas del Convento de Santa Clara de Santiago y donados por una conocida familia compostelana, cofrade de Nuestra Señora. Fue entonces cuando se diseñó el actual hábito cofrade que participa en la procesión (hábito de sarga negro con puños adornados de botones dorados, capuchón y faja de moiré blanco), conservando, por supuesto, la tradición das damas con mantilla y el abundante concurso de cofrades que, sin más hábito que su cirio, acompañan a la Soledad de Santa María en la noche de Viernes Santo.